miércoles, 4 de mayo de 2016

Vivienda mínima: logo del proyecto


La idea con la cual se desarrolló el volumen arquitectónico se inició mediante este esquema compuesto por fuerzas entrelazadas unidas por el centro.

Vivienda mínima: maqueta en yeso

Con el yeso, la masa se experimentó de una manera muy distinta al tecnopor.









Interior:






Vivienda mínima: isometrías

El modo en el cual ingresa la luz a la vivienda se aprecia claramente en las isometrías.


Vivienda mínima: maqueta en tecnopor

Físicamente, se experimentó la masa representada con el tecnopor.








Vivienda mínima: plantas



 
 
Los espacios dentro del volumen se distribuyen en función al paso del sol y su huella. Sus rayos iluminarán y calentarán sobretodo la sala, el dormitorio y el espacio semi-abierto, haciendo que estos espacios sean acogedores en consecuencia a las funciones que cumple. Es agradable tener un dormitorio cálido para dormir cómodamente, así como una sala a buena temperatura en el día y en la noche, o recibir esa calidez desde que el individuo ingresa a la vivienda a través del espacio semi-abierto.

Sin embargo, la calidez del volumen se fusiona con la frescura que brinda el agua de la fuente. Se obtiene una cocina en adecuada temperatura, ya que el calor de la preparación de alimentos, se compensa con la temperatura emanada por la fuente, ya que son espacios muy cercanos. Y así de cerca de la fuente también se encuentra el comedor. Mediante las relaciones espaciales, lo fresco de la fuente también ingresa en otros espacios, como el dormitorio. La vida del hombre debe ser balanceada en todos sus aspectos, y eso se refleja en el hogar vive.


Vivienda mínima en el desierto: descripción y zonificación

Una vivienda mínima: el proyecto a realizarse. El desierto: territorio donde se sitúa.

En la tierra de un desierto ilimitado se delimita un volumen. De la tierra, seca y árida, nace el adobe que será la masa del proyecto. De esta tierra se usa solamente un área de 9 x 9m, y esta misma tierra se alzará 6m componiendo el volumen. Y es que el hombre vive en la tierra, y la tierra de este volumen lo albergará.

Los bloques de adobe no son perfectos, así como no lo es la tierra empleada en la construcción o el planeta Tierra. Aún así albergándonos, nuestra Tierra puede ser dura. Y la falta de recursos como el agua es crítica en el desierto: uno deberá vivir con el mínimo de ella. Así es la vida en el desierto, solamente con lo mínimo. Así, con este principio, la masa moldeará espacios.

Espacios moldeados para cuatro individuos se relacionarán al interior de la masa, diseñados para satisfacer sus necesidades básicas: se alza la cocina, el comedor, el baño, el dormitorio. Y es aquí donde la vivienda cumple su función de contrarrestar la dureza del desierto, facilitando el mínimo de comodidad al hombre: se compone la sala y el espacio semi-abierto.

Planteándose este balance entre los mínimos, de lo indispensable y el confort, toma lugar la fuente: espacio indispensable, abasteciendo de agua la vivienda, y reconfortante brindando frescura al calor del desierto. Fresca y escasa agua, elemento básico a ser contemplado como un tesoro en la vivienda mediante este espacio; muebles polivalentes, igualmente básicos se vuelven joyas por sus funciones.

Y en base a funciones se zonifica el interior del volumen como vivienda - oasis, dividiéndola en dos niveles.

Los residentes, siendo recibidos por medio de un primer nivel, tienen acceso a los espacios de la zona húmeda: baño y cocina. De consecuencia, al lado de la cocina, toma lugar el comedor. El ingreso, como espacio de recorrido, hace continuar el recorrido hacia el segundo nivel, a través de una escalera.


El recorrido hacia arriba nos conduce a espacios más íntimos, ya sean para el encuentro con uno mismo o uno con el exterior reflejándose en la tierra del desierto. Un dormitorio como lugar de reposo, totalmente vinculado a un espacio semi-abierto. Y es que los espacios son reflejo del hombre, que posee un aspecto interior y otro exterior: una relación inmediata, como la de nosotros con nuestra Tierra.









Refugio de emergencia

Ubicándose en todo terreno, materializándose en un container, la practicidad de una vivienda es ideal en casos de desastres naturales. Por lo tanto, un objeto arquitectónico que pese a que se sostiene completamente sobre la tierra, aísla a su residente de los problemas que causa esta misma, ayudándolo a subsistir hasta finalmente reponerlo. Y es que, después de cualquier clase de problema, la mejor solución es mirar hacia adelante. Por eso, esta vivienda está diseñada no sólo para ser temporal, sino para que los afectados puedan desarrollar el resto de su vida entorno a ella.

Trabajando sobre esta noción, se plantea acoger las vidas de 4 individuos en el contenedor, con el objetivo de regenerar su salud física e interior a través de unidades con distintas funciones: cocina y baño formando la zona húmeda, el dormitorio destinado a ser un área de reposo, y un espacio semi-abierto que hace sentir mejor al residente con su comodidad.

La practicidad de la vivienda no sólo se manifiesta en la multifuncionalidad de sus muebles, sino en su aspecto de objeto en sí mismo. El objeto es fácil de asentar, y aumenta su área desplegando un espacio. Y el objeto enseña a sus residentes a ser autosuficientes. El techo del container se reviste de paneles solares produciendo su propia energía, su proprio alimento, y el alimento de los individuos que acoge por medio de jardineras.

Esta autosuficiencia aísla al container del territorio en crisis, elevándose en pilotes, configurando su propia ventilación mediante vanos que poseen láminas de vidrio blindadas, o reforzando sus muros de metal con paneles a base de madera en su interior. Aún así, el objeto se contradice y rompe su aislamiento desplegando el espacio semi-abierto, apoyándolo sobre la tierra. Y es que el objeto no evita la relación que tiene con la tierra en desastre, enseñándonos una vez más afrontar nuestros problemas sin evitarlos.