Una vivienda mínima: el proyecto a realizarse. El desierto: territorio donde se sitúa.
En la tierra de un desierto ilimitado se delimita un volumen. De la tierra, seca y árida, nace el adobe que será la masa del proyecto. De esta tierra se usa solamente un área de 9 x 9m, y esta misma tierra se alzará 6m componiendo el volumen. Y es que el hombre vive en la tierra, y la tierra de este volumen lo albergará.
Los bloques de adobe no son perfectos, así como no lo es la tierra empleada en la construcción o el planeta Tierra. Aún así albergándonos, nuestra Tierra puede ser dura. Y la falta de recursos como el agua es crítica en el desierto: uno deberá vivir con el mínimo de ella. Así es la vida en el desierto, solamente con lo mínimo. Así, con este principio, la masa moldeará espacios.
Espacios moldeados para cuatro individuos se relacionarán al interior de la masa, diseñados para satisfacer sus necesidades básicas: se alza la cocina, el comedor, el baño, el dormitorio. Y es aquí donde la vivienda cumple su función de contrarrestar la dureza del desierto, facilitando el mínimo de comodidad al hombre: se compone la sala y el espacio semi-abierto.
Planteándose este balance entre los mínimos, de lo indispensable y el confort, toma lugar la fuente: espacio indispensable, abasteciendo de agua la vivienda, y reconfortante brindando frescura al calor del desierto. Fresca y escasa agua, elemento básico a ser contemplado como un tesoro en la vivienda mediante este espacio; muebles polivalentes, igualmente básicos se vuelven joyas por sus funciones.
Y en base a funciones se zonifica el interior del volumen como vivienda - oasis, dividiéndola en dos niveles.
Los residentes, siendo recibidos por medio de un primer nivel, tienen acceso a los espacios de la zona húmeda: baño y cocina. De consecuencia, al lado de la cocina, toma lugar el comedor. El ingreso, como espacio de recorrido, hace continuar el recorrido hacia el segundo nivel, a través de una escalera.
El recorrido hacia arriba nos conduce a espacios más íntimos, ya sean para el encuentro con uno mismo o uno con el exterior reflejándose en la tierra del desierto. Un dormitorio como lugar de reposo, totalmente vinculado a un espacio semi-abierto. Y es que los espacios son reflejo del hombre, que posee un aspecto interior y otro exterior: una relación inmediata, como la de nosotros con nuestra Tierra.
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